Archivo | agosto 2013

Que es la meditacion

¿Qué es la meditación?

Esta es una pregunta cuya respuesta ha dado origen a numerosos libros, manuales, descripciones, teorías, textos y conceptos.

Existen cientos de escuelas de meditación que utilizan la oración, la reflexión, la devoción, la visualización y un sinfín de prácticas para tratar de sosegar y concentrar la mente, pero el objetivo concreto de la meditación de la visión penetrante (y de otras disciplinas afines) es el de aumentar nuestra comprensión sobre el funcionamiento de la mente y del corazón.

Pero este proceso de comprensión solo puede iniciarse adiestrando la atención y aplicándola a nosotros mismos. Desde este punto de vista, preguntar «¿qué es la meditación?» equivaldría preguntar «¿qué es la mente?», «¿quién soy yo?» o «¿qué significa estar vivo y ser libre?», preguntas, todas ellas, sobre la naturaleza de la vida y de la muerte. Y la esencia de la meditación consiste en tratar de responder a estas cuestiones desde nuestra propia experiencia mediante un proceso de auto descubrimiento.
   Descubrir la respuesta a todas estas preguntas es un proceso extraordinario. De otro modo, nuestra vida discurrirá de una forma completamente automática. Son muchas las personas que malgastan la vida dominados por la codicia, la agresividad y el temor o corriendo en pos de la seguridad, el afecto, el poder, el sexo, la riqueza, la salud, el placer o la fama, en un ciclo interminable de búsqueda que el budismo denomina samsara.

ImagenNo es frecuente, sin embargo, que nos tomemos el tiempo y la molestia de tratar de comprender el funcionamiento de nuestra propia vida. Nacemos, envejecemos y finalmente morimos: gozamos, sufrimos, dormimos y despertamos y todas estas acciones se suceden a gran velocidad. La conciencia del sufrimiento implicado en el proceso de la existencia llevó al Buda a cuestionarse en profundidad las causas que originan el sufrimiento y la forma de liberarse de él. Esas fueron las preguntas que se formuló el Buda, ese fue el punto de partida de su práctica y es por ello que cada uno de nosotros debe descubrir su propio modo de plantearse estas mismas preguntas. El objetivo de la meditación de la visión penetrante es llegar a comprendernos a nosotros y a nuestra propia vida. La meditación, pues, constituye, al mismo tiempo, un proceso de comprensión y de liberación.
   Existen diferentes tipos de comprensión. Uno de ellos consiste en tratar de comprender lo que han dicho otras personas. Podemos leer y acumular una enorme cantidad de datos —procedentes incluso de maestros espirituales— y, si bien este tipo de comprensión tiene cierta utilidad, sigue tratándose, no obstante, de la experiencia de otra persona. Asimismo, puede resultar útil el consejo de una persona sabia y experimentada que pueda confirmarnos si nos hallamos en el camino correcto.
   Nuestras propias consideraciones y reflexiones también pueden contribuir a profundizar nuestra comprensión: «He reflexionado mucho sobre este punto y ahora comprendo cómo funciona». El pensamiento también puede proporcionarnos una gran cantidad de información pero ¿existe, acaso, un nivel de conocimiento más profundo todavía? ¿Qué ocurre cuando empezamos a plantearnos preguntas fundamentales sobre la vida?, preguntas tales como ¿qué es el amor? o ¿qué es la libertad?, preguntas que no pueden ser contestadas mediante un conocimiento meramente intelectual o de segunda mano. Uno de los descubrimientos realizados por el Buda y por todos aquellos que, generación tras generación, han llevado a la práctica estas enseñanzas, es que existe una respuesta para estas difíciles y extraordinarias preguntas, pero esta solo puede originarse en el conocimiento silencioso e intuitivo que se deriva del desarrollo de nuestra capacidad para ver clara y directamente lo que ocurre.
   ¿Cómo empezar? Tradicionalmente se afirma que este conocimiento solo puede madura si desarrollamos tres aspectos fundamentales de nuestro ser: el fundamento de la conducta consciente, la estabilidad del corazón y la sabiduría o claridad de visión.
 

  —Jack Kornfield, Vipassana: el camino de la meditación interior

SUSCRIPTOS A LA DESGRACIA – Daniel Meurois

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¿Has notado cuántas personas existen a las cuales, parece que siempre, todo le va mal? Estoy seguro que conocerás a alguna en tu entorno familiar o de amigos. En general, no hay que buscar mucho, generalmente se identifican por sus pesadas lamentaciones.
¿No hay nada positivo que ocurra en su existencia?

Aprovecho la ocasión para comentar algo de una persona que conozco desde hace algún tiempo y que le regalé 50 rosas el día de su cumpleaños.
Recuerdo el día después del cumpleaños. ¿Qué crees que ocurrió?
Ella se quejaba porque… 50 rosas para mantener, era mucho, mucho trabajo! Tendría que recortar los tallos, reemplazar el agua cada día, etc. y además, ocupaban mucho lugar, sin olvidar que tenía que tener cuidado de no golpear el florero y se cayeran.

La anécdota es inofensiva, por supuesto, pero si la cito es porque resulta muy representativa de un determinado estado de ánimo que se aplica constantemente a destruir la vida.

No, el término no es demasiado fuerte. Algunos de nosotros, parece que han decidido hacer del derrotismo su profesión, independientemente de las circunstancias con las que se enfrentan.
Constantemente lloriquean y arrastran sus pies allá donde van.

Y la ironía de lo que yo llamo «suscripción a la desgracia» de estas personas puede, en última instancia, culparnos a nosotros de sus males.

No entiendo que oscuros pensamientos se adueñan de nuestro jardín particular, de nuestro pequeño universo hasta convertirse en una interminable cosecha de pesimismo. Entonces, llega el estancamiento…
Es la energía en acción el motor que mueve la vida y da forma a cada momento.

Es así como todos somos responsables del paisaje en el que vivimos. Las imágenes de aquello que vivimos no están sólo en nuestra cabeza, sino también en nuestro corazón.
Por lo tanto, somos nosotros y nadie más que nosotros, los que generamos los eventos y las circunstancias que aparecen en nuestro camino.

Si ofrecemos alegría y esperanza, volverán a nosotros más rápido de lo que creemos y será nuestro combustible diario, independientemente de las dificultades.

Cuántas veces hemos oído decir y suspirar: «Nadie me ama, no veo a nadie, nadie viene a visitarme»…
Es posible que, la primera vez, con lágrimas en los ojos tratemos de encontrar palabras de consuelo o surja de forma espontánea la necesidad de ayudar y aliviar esa terrible carga de la persona.
Actuar así, es caer en un pozo sin fondo.

Hay que poner el dedo en la verdadera naturaleza del problema, hay que hacerse consciente de que será nuestra propia capacidad de ser generosos con la vida lo que determinará el sabor y el color de las experiencias.
El Amor invoca al Amor.

¿Por qué no me amo? ¿Hay algo que me guste de los otros? ¿Por qué me preocupo? ¿Por qué siempre estoy buscando que vengan a mi? ¡Estas son las verdaderas preguntas!
Repito, la alegría y la esperanza se siembran, se dicen, se viven.

Cuando esto se ha entendido, incluso en la adversidad, siempre se verá el vaso medio lleno.
El principio de la abundancia del que se habló mucho en los últimos años, no se aplica sólo al aspecto físico o material de nuestras vidas.
Se basa en un estado de ánimo que nos revela como los creadores de nuestro destino. Es él quien alimenta nuestro Ser.

Si decides que nunca irá nada bien, entonces será cierto que cada vez se acumularán más nubes negras encima de tu cabeza y llegarán tan lejos como tú quieras, aunque el Sol continúa ahí para todos.
Debemos entender que suscribirse a la infelicidad es un tipo de virus que el alma se auto-inocula. Todo es darse cuenta y tener la humildad de hacernos las preguntas adecuadas.

Entiendo que las necesidades de nuestra alma es experimentar lo que la vida nos ofrece, incluso si a veces necesita visitar un gran número de dificultades, especialmente aquellos en los que abunda el pesimismo.
Atreverse a ser lúcidos, nos permite ser conscientes no sólo de la comprensión de las leyes de la vida, sino especialmente, de lo generosa que es.

Nuestro gran modelo debe ser la Vida con una gran V… porque ella es un permanente intercambio.

Daniel Meurois.

Tips para hacer peticiones

Es increíble la poca claridad que tienen las personas acerca de sus vidas, y me incluyo en la lista, porque hace un tiempo atrás si «sabía lo que deseaba», pero no tenía un panorama muy despejado, solo una idea inmensa del otro lado del mar.

Por un lado, podemos decir: «Deseo una tasa de café», lo cual es correcto, pero la claridad se basa en los detalles: «Deseo una tasa grande de café, que sea relativamente suave y con dos cucharadas de azúcar.» Hay una evidente diferencia entre ambas peticiones.

No podemos dejar de lado los detalles, porque esos pequeños atributos son los que marcarán la diferencia en nuestra mente… Cuando uno lee la oración: «Deseo una tasa de café», probablemente pueda imaginar una tasa de café, pero cuando uno lee una descripción más detallada, puede incluso hasta sentir el sabor del café en su mente.

La claridad lo es todo, y con esto, no me refiero a el hecho de saber «Que deseo en la vida», sino, a: «¿Qué tengo que hacer el día de hoy para llegar al lugar donde deseo estar?.»

No economice sus palabras, no economice sus esfuerzos mentales a la hora de definir sus días. Tómese el tiempo para DISEÑAR, para organizar, y para planificar cada paso que tenga que dar en su vida cotidiana.
«Necesita primero ver con su mente para poder crear con su acción. (Eric I. Franicevich)»

Todo está a su alcance, debe esforzarse y avanzar. Podrán existir lagrimas, podrá haber una y mil razones para abandonar, pero hagamos que su corazón sea fuerte y siempre avance sin dudar.

Tenga fe en usted mismo. Crea en usted.

Usted confía en mi, y yo, de todo corazón, confío en usted. Sé que tiene grandes características y atributos, sé que usted, puede llegar mucho más lejos y mejorar sus habilidades.

Usted confía en mi, y yo, definitivamente, confío en usted.